¿Sabías que la miel es el tercer producto más adulterado del mundo?

 

Un estudio que analizó 69 marcas de miel comercializadas en Estados Unidos, desveló que un 75% de estas mieles estaban adulteradas. Normalmente las propiedades beneficiosas de la miel desaparecen cuando se somete a esta a grandes temperaturas y se le añade agua para obtener más cantidad. Con la ultrafiltración, la miel se convierte en un simple edulcorante poco beneficioso para la salud.

También es común la adulteración con mieles de baja calidad, mezcla con distintos jarabes de azúcar, falseado de etiquetado y otras técnicas que hacen que el consumidor final, sea engañado. 

Durante los últimos años el consumo de Miel se ha disparado notablemente. Estados Unidos y Europa son los principales consumidores de este manjar producido por las abejas, pero su producción local, no es suficiente para cubrir esta demanda lo que hace que su importación sea obligatoria.

 

Hasta la fecha, el etiquetado solo recogía si la miel procedía o no de la Unión Europea, ahí podías mezclar la miel de 5 países y solo añadir si era de origen europeo o no, pero no especificaba los países de los cuales se importaba esa miel, lo que causaba grandes problemas tanto a los apicultores como a los consumidores por los distintos tipos de calidades según el país de origen.

Hasta la fecha, el etiquetado solo recogía si la miel procedía o no de la Unión Europea, ahí podías mezclar la miel de 5 países y solo añadir si era de origen europeo o no, pero no especificaba los países de los cuales se importaba esa miel, lo que causaba grandes problemas tanto a los apicultores como a los consumidores por los distintos tipos de calidades según el país de origen.

Con la nueva normativa, cuando una miel se haya elaborado a partir de mieles de distinta procedencia, se deberá indicar en el etiquetado el listado de países de origen dónde se haya recolectado. Si la miel procede de un único país, será obligatorio ponerlo en la etiqueta, por lo que podremos identificar miel 100% española.

El problema principal reside en que se sigue sin especificar los  porcentajes de miel de cada país con lo cual, se puede etiquetar una miel de origen España y china de igual modo a pesar de que el % de miel utilizada sea muy dispar.  Un etiquetado de un 50-50 será igual que un etiquetado con unos porcentajes tan diferentes como un 90-10.

Mi consejo a la hora de leer las etiquetas, es mirar la lista de ingredientes dónde solo debería existir 1 solo ingrediente (miel) y después observar procedencia dónde la producción dentro de la unión europea tiene más garantías que el resto, siendo origen 100% España, la mejor opción.

José Andrés San Benito.