El desarrollo de sistemas energéticos debe ser un trabajo prioritario dentro del entrenamiento enfocado a la salud y más aún cuando trabajamos con población general, ya que ayuda a la optimización y la gestión de las fuentes de energía producidas por nuestro cuerpo.

Sabemos que la unidad básica para producir dicha  energía en es el Adenosis trifosfato (ATP), el cual gastamos y reponemos a lo largo del día durante las actividades que realizamos, incluso mientras no entrenamos. Nuestro cuerpo depende de tres sistemas para producir esa energía y podríamos dividirlos en, sistema de producción de energía inmediata (ATP-CP), sistema de energía a corto plazo (Glucolisis) y sistemas de energía a largo plazo (fosforilación oxidativa).

Los tres sistemas de energía son similares en el sentido de que todos producen ATP, pero difieren en la rapidez con la que producen ATP y en la cantidad de ATP producida.

Sistemas de producción de energía y diferentes fuentes de energía.

Cabe aclarar que todos los sistemas participan a la hora de producir energía, de manera de que nunca toda la energía dependerá de uno solo, sino que dependiendo del tipo de esfuerzo y necesidades, uno de esos tres sistemas de producción de energía tendrá una mayor implicación que los demás.

Entrenamiento para la salud y desarrollo de sistemas energéticos.

El concepto de salud se define como el estado en que un ser u organismo vivo no tiene ninguna lesión, ni padece ninguna enfermedad y ejerce con normalidad todas sus funciones.

«la Organización Mundial de la Salud dice que la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social»

Por ende al buscar ese estado de salud a través del entrenamiento, es necesario generar adaptaciones que permitan al entrenado saber gestionar sus reservas de energía y adaptarlas a las necesidades requeridas. Sin embargo en una sociedad como la nuestra, en la que las actividades son cada vez mas sedentarias y nuestra alimentación prácticamente se basa en gran parte en la ingesta de alimentos ultra procesados, tenemos individuos con unas reservas de energía muy altas, pero con una actividad física insuficiente para agotarlas. Lo que genera verdaderos problemas de salud como la obesidad y diabetes entre muchas otras enfermedades.

«Pienso que simplemente no podemos tapar el sol con un dedo, pero como especie debemos adaptarnos a este mundo moderno y aprovechar tanto lo bueno, como lo malo. Si disponemos de poco tiempo para entrenar, las propuestas de entrenamiento deben ser precisas y efectivas de manera que el tiempo no sea una excusa. Si la carencia de movimiento genera patrones de movimiento poco eficientes, la selección de ejercicios debe ser sencilla y se deben utilizar todas las herramientas que faciliten la ejecución de los mismos a una intensidad lo suficientemente elevada para producir adaptaciones».

Como profesionales del ejercicio todos perseguimos ese mundo idílico de buenos hábitos, pero en la mayoría de los casos la realidad es otra. Debemos luchar contra barreras culturales muy arraigadas, empresas alimentarias con un poder inmenso a nivel económico y muchas cosas más que probablemente  sea lo que esté evitando que el mensaje llegue a un porcentaje mayor de la población.

Ventajas del desarrollo de sistemas energéticos.

– Ahorro de tiempo.

El entrenamiento mediante el desarrollo de sistemas energéticos permite la estructuración y planificación de trabajos concretos con un objetivo en concreto, de manera que ajusta mucho el foco de la sesión, haciéndola mucho más eficaz. 

– Variabilidad.

Un plan desarrollado para cumplir con las demandas de cada uno de esos sistemas y adaptado a las necesidades de la población general (que seguramente no variarán en la gran mayoría), es quizás una de las opciones mas razonables a la hora de generar adaptaciones tanto a nivel de salud, como a nivel estético.

La exposición a diferentes estímulos e intensidades de trabajo, pueden generar adaptaciones que permitan la optimización de la utilización de los sustratos energéticos en diferentes situaciones como pueden ser, actividades con una alta demanda de esfuerzo en poco tiempo o quizas una salida en bicicleta con un grupo de amigos.

Zonas de intensidad de trabajo.

– Mejoras en el aprendizaje, memoria y estado de animo.

Es importante recalcar que proteinas como BDNF (Brain Derived Neurotrophic Factor) cuya función esta asociada al factor de crecimiento nervioso, son estimuladas a través del ejercicio, en concreto con el ejercicio cardiovascular y desarrollado a una alta intensidad. Esto se refleja en mejoras en el aprendizaje, la memoria y el estado de ánimo.

Por lo que, si nos señimos al concepto de salud, gracias a este efecto no solo obtendríamos beneficios a nivel físico, sino tambien mental.

La clave para el diseño de dichos trabajos.

La clave para el desarrollo de sistemas energéticos es saber el punto de partida, y para ello la valoración es esencial. La misma tampoco debe ser complicada, basta con algún test sencillo o incluso la utilización de una simple sesión de entrenamiento como punto de partida, la cual será repetida al cabo del tiempo para poder medir los progresos bajo las mismas condiciones. La selección de los test irá en función de las necesidades y capacidades de la persona.

Conclusiones.

La programación en base al desarrollo de sistemas energéticos es una herramienta brutal para optimizar el tiempo y los resultados en un plan de entrenamiento.

Las propuestas deben ser simples, pero tambien deben ir respaldadas por una valoración que permita determinar tanto el punto inicial, como el punto de mejora con el paso del tiempo.

La intensidad es muy importante y debe alcanzarse una dosis minima efectiva para poder realmente sacar el máximo beneficio de estos trabajos.

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Jesús Ochoa Silva